miércoles, 23 de diciembre de 2009

La vendedora de biblias



Hace unos días, paseaba con mi mujer por la calle Larga. Era un día radiante, un sol esplendido alumbraba en lo alto y el aire venía fresco, aun no había empezado "la ola polar". A mitad de la calle había instalado un pequeño puesto de libros, con un gran cartel que ponía: "La Biblia te ayuda en tu vida cotidiana". Se nos acercó una señora muy puesta de ropa cara con un libro en la mano. Mi mujer, conociéndome, siguió el paseo cuando vio que me paraba con la señora. Ésta me preguntó si conocía la biblia y yo le dije que sí, que la había leído hace mucho tiempo. Me preguntó que opinaba de ella (de la biblia, claro) y yo respetuosamente le dije que era un libro interesante lleno de gran fantasía y truculencias. La señora sin decir nada me miró con un gesto que según el Dr. Lightman  (si, el de la serie "Miénteme", que tanto nos está enseñando) era de puro desprecio. No de medio desdén o tan siquiera de desdén (El desdén, Manuel Rivas,  El PAÍS, 28-11-09). Puro desprecio. Le dí los buenos días y me fui pensando en la intolerancia de las personas y en el negocio o viceversa.
Ahora pienso que si el encuentro hubiese sido en estos días, el gesto de la señora sería, seguramente, mas caritativo y dulce, por aquello del "espíritu de la Navidad".
Les deseo Felices Fiestas y un Año 2010  venturoso.

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